Capítulo I

CAPITULO I

SANTA CRISTINA……………RELATOS.

          No quiero que vean en las desaliñadas páginas que a partir de ahora voy a poner al alcance de su visión, la historia de ningún pueblo, de ninguna Comarca, ni siquiera de los individuos que formaron este mi pueblo. Para escribir la historia de un pueblo, aunque sea el más chico de toda España, hay que disponer de mimbres suficientes para realizar un trabajo honesto  y riguroso. Lo siento, yo no dispongo de esas mimbres, consecuentemente lo que les ofrezco son relatos acaecidos en este pueblo desde el Siglo XV hasta el final del XIX, que si no han sido determinantes, sí han contribuido en el devenir de la tierra que pisamos todos los días.

          En un estudio que realicé en el año 1990, ya dije, sin más explicaciones, que Santa Cristina era un pueblo que había nacido durante la repoblación. Y alguno de Vds. Me preguntará. ¿Qué fue eso de la repoblación? Bien, la repoblación se denomina a un movimiento migratorio, fundamentalmente del norte hacia el sur; desde la Cordillera Cantábrica hacia la Meseta, auspiciada y programada por los propios reyes, para poner en valor y en producción, amplias zonas del centro de la península.

          El primer Rey Astur, que se asomó a la cara sur de lo que hoy llamamos picos de Europa, fue Alfonso I (yerno de D, Pelayo). Alfonso I que, oficialmente, se le puede considerar como el primer Rey de Asturias, no solo se asomo al balcón del Pajares, sino que, inconscientemente, inicio el Régimen Feudal al advertir a sus huestes que todo lo que conquistara era suyo (las regalías vendrían después). Al mismo tiempo observó que la meseta estaba yerma, que necesitaba muchas manos para trabajarla, y a la par ¡cómo no!, recibir una buena cuantía en conceptos tributarios.

          Pero no solamente inauguró la era feudal en los reinos de Asturias, León, Galicia y el futuro Reino de Castilla, sino que llevado por el ansia de conquista (I), inició lo que varios siglos después se empezó a visionar como la reconquista.

  • Llevado por su codicia

          Él, como casi todos sus sucesores, fueron Reyes Feudales; Reyes obsesionados por la conquista, el saqueo y el botín.

          No puedo ser yo quien defina este periodo de nuestra historia, D. Sixto Sáenz de la Cámara lo definió así en agosto de 1848.

          El orden feudal nació, creció y pervive, como producto de una conquista organizada. Su hecho capital es todavía la guerra, y sobre todo la consagración tradicional y permanente de los privilegios primitivos de aquella.

          El espíritu y el derecho de los tiempos feudales, son el espíritu aristocrático y el derecho nobiliario; aunque bastante alterados y debilitados por los progresos sociales de los últimos siglos, subsistían todavía en pié cuando vino la revolución Francesa del 89 (1889) a inaugurar en el Mundo el Orden Nuevo.

          Dentro de este contexto se desarrolló la magna operación de la repoblación de la Meseta Norte. Ante todo, hay que destacar que esta fue posible gracias a los incentivos reales (ofrecieron a los que se desplazaran hacia el Sur terrenos en propiedad para pastos y labrantío, así como la exención de ciertas gabelas; seríamos injustos, igualmente, no destacar también el arrojo y la valentía de estos Faramontanos (I), que sin guía de ningún tipo, sin caminos, sin orientación alguna, más que las márgenes de los ríos, buscaron la tierra prometida y hallaron…. ¡solo ellos lo supieron!.

          Este movimiento migratorio no se realizo en forma de aluvión, sino que,  de forma escalonada en el tiempo y el espacio, se fueron cubriendo etapas hasta tal punto, que duró más de cuatro siglos.

          Todavía en el siglo XV, en esta Comarca, algunos lugares quedaron exentos de pago de tributos por considerar que la repoblación estaba incompleta.

          Hasta aquí, he intentado contextualizar las circunstancias que dieron lugar al nacimiento de la mayoría de los pueblos de nuestra Comarca.

          Algunos, me han preguntado si yo podía indicarles la fecha de nacimiento del pueblo, quienes fueron los primeros habitantes y la procedencia de los mismos.

  • Así se denominaba a las familias que abandonaban las montañas hacia el Sur.

          En cuanto a Santa Cristina solo tengo indicios, sin embargo, hay unos cuantos pueblos, que todos conocemos, aunque huérfanos de documentación (como todos), sus topónimos denuncian claramente su procedencia. Son los casos de Asturianos, Navianos, Bercianos, Faramontanos…. Etc. etc.

          Aquí mismo, en nuestro término, estuvo ubicado Columbrianos, que fue declarado Yermo por el Conde de Benavente a mediados del siglo XV. Es evidente que la procedencia de sus habitantes era la de su homónimo que estaba, y sigue estando, a unos kilómetros De Ponferrada.

          La advocación, como ya indique en mi anterior trabajo, sería una buena fuente para conocer la procedencia de los primeros repobladores de muchos de nuestros pueblos. Esto no está al alcance de mi mano.

          Lo que sí quiero resaltar y hacer énfasis (si es preciso), por la trascendencia que tuvieron para el devenir de toda la Comarca. En primer lugar el otorgamiento por el Rey Fernando II de León de la Carta Puebla o Fuero a Benavente en el año 1167, que convirtió a la Villa en Capital del Alfoz que se estaba formando. En este fuero, las competencias del Concejo transcendían mucho más allá de la cerca, y llegaban a todos los lugares o aldeas de las seis Merindades que nacieron en torno a este organigrama creado para permanecer.

          De esta manera el Concejo de Benavente se convirtió en la máxima autoridad hasta el año 1398. Este año, el Rey Enrique III el doliente, seguro por conveniencia del Reino, concedió a unos Nobles Portugueses. “los Pimentel”, el Señorío de Benavente con el título de Conde.

          A partir de ese momento la estrella del Concejo empezó a palidecer. La guerra de competencias y autoridad se desató entre ambas instituciones, cediendo, como siempre, la más débil: el Concejo.

          No quiero olvidarme de los inmigrantes del Sur “Mozárabes”, que, aunque menos, pusieron su granito de arena en la construcción de nuestra sociedad, como más adelante veremos.

          Y por último, no quiero pasar por alto el papel que tuvieron que desarrollar los Merinos en el asentamiento de los primeros Colonizadores. Hoy, desde la perspectiva del tiempo, nos puede parecer que fue un desastre, pero en su descargo tenemos que reconocer que fueron, como los Faramontanos, marinos sin brújula.

          En el próximo capítulo, empezaré con relatos en el siglo XV.