Capítulo XIII

SANTA CRISTINA …………………………RELATOS

CAPITULO XIII      ………………………….SIGLO XIX

                                                                   Por Saturnino Cardó Garcia.

            Así definía D. Santiago Rodriguez de la Vega al Siglo XIX:

El siglo XIX es el más grande de la Historia; por lo mismo que es el último de la serie recorrida. Heredero del caudal de gloria y riqueza acumuladas por sus antecesores, ha recogido también deudas que ha de satisfacer. Grandes y pavorosos problemas que se agitan en su seno; problemas que fatigan a las más preclaras inteligencias, a los más profundos pensadores.

Aplicad atento oído a esas importantes cuestiones, de cuya solución pende la suerte de las naciones y de nuestros hijos.

Si esos problemas tardan en resolverse, o no se resuelven con acierto, pasará el centro del Mundo a otra raza más apta; porque es ley de vida en el gran combate por la existencia, que perezcan las naciones que se entregan a la indolencia, a los placeres de los sentidos, a discusiones estériles, al dominio de los Sofistas; que los Sofistas aparecen en esas tristes horas para conducir a las naciones a su ruina, abriéndolas su sepulcro como abrieron el de Grecia en los campos de Queronea; cuando ya habían desaparecido sus grandes Filósofos, sus grandes Oradores, y cuando ya no existían aquellos insignes Capitanes que tantos días de gloria y tantos laureles le dieron en Maratón, Platea y Salamina.

Claro que llegaron los sofistas D. Santiago, emboscados -eso sí- en nombres como Hitler, Stalin, Mussolini, Franco, etc, etc,… ¡Claro que llegaron!

Sin objetivo tan alto, quiero significar cual era el modus vivendi respecto a la cosa pública aquí, en Santa Cristina de la Polvorosa.

La población residente en el Pueblo entre los años 1.850 y 1.860 rondaba los 600 habitantes.  La subida poblacional no se puede calificar de exponencial, pero sí de altamente significativa. De ellos solo poseían la condición legal de electores y elegibles 62.

¿Qué ocurría para que se diera esta disonancia? Para tener derecho a voto había que reunir las siguientes condiciones: la primera tenía que ser varón; la segunda era ser mayor de 21 años y estar empadronado en el pueblo, y la tercera y última ser poseedor de bienes, raíces (casa y tierras). Pocos cumplían estas condiciones. Los números nos dicen que alrededor del 10%. Consecuentemente, la política municipal se circunscribía a unas pocas familias que dictaban lo poco que desde el Ayuntamiento se podía dictar. Esto es cierto, pero lo poco que había, según la filosofía de la época, no se debía repartir equitativamente.

Socialmente, a mi juicio, la población estaba dividida en tres clases, a saber:

1º Clase “alta”; estos eran los medio-pobres o medio-ricos. Así mismos se consideraban ricos, o los mayores contribuyentes; poseían una exigua porción de terreno en propiedad, pero estaban en posesión de varios contratos de arriendos procedentes, fundamentalmente, de los conventos e Iglesias de Benavente. Aquí mandaban D. Aureliano Gago y Dª Evarista Gonzalez. Ante todo, y, sobre todo, eran disfrutários de la inmensa mayoría de los quiñones de Arrotos y bienes propios del Ayuntamiento. Había alguna excepción como la familia Morillo y D. Bartolomé Rubio (estos eran propietarios de verdad).

2º. Clase “media”; Aquí entraban los yunteros y medio yunteros. Los que tenían dos vacas formaban una yunta y los que tenían solo una, tenían que juntarse con otro vecino labrador y, entre los dos, formar una pareja. Estos eran los pobres simples; los que se la jugaban todos los años para mantener la subsistencia de sus familias. Labraban algunas tierras en renta, especialmente del Curato de Santa Cristina, casa Rectoral y Mitra de Astorga, y algunas más de iglesias de Benavente. Estos no tenían derecho a Arrotos ni propios.

3º Clase “baja.” En esta tercera clase estaban incluidos el resto de los mortales, a los que, despectivamente, llamaban desheredados o desposeídos. Sin ningún tipo de derechos. La formaban los jornaleros (trabajadores a riesgo y ventura), las viudas pobres y toda aquella gente que por distintas razones estaban consideradas como pobres de solemnidad.

Lo poco que administraba el Ayuntamiento, se reducía a el arrendamiento de Quiñones de Arrotos y bienes de propios; estos últimos reducidos en gran parte gracias al Gobernador Sr. Calbo Guayti, (esto lo expliqué en el Cap. anterior), pero, aunque poco, para el volumen demográfico del Pueblo, las familias de agricultores que se encontraban favorecidas con estos arrendamientos, sentían un alivio en su situación económica, difícilmente comparable con otros de su misma clase que carecían de ellos.

Se me escapaba; en el cap. anterior narré la venta de tres fincas de los propios del Ayuntamiento. No fueron tres, fueron cuatro. En un documento que encontré hace unos días, aparece la venta de las heras del Calvario. A pesar de haber revisado varios documentos que hacen referencia a las heras de los Hilos y Calvario, me ha sido imposible ubicar con exactitud estas heras.                       Los quiñones de Arrotos se concedían de por vida. En buena lógica no tenían que preocuparse de que el administrador o administradora de turno, en un convento o iglesia, por un quítate pallá, les retirara el contrato de arrendamiento. Pero había más, algo insólito desde mi punto de vista; los disfrutários de los Arrotos, que concedía el Ayuntamiento, no pagaban nada. El Foro firmado con el Conde en 1.497 cuantificaba el arriendo anual en 39 fanegas de trigo y otras tantas de cebada. Esta cantidad de granos que, en buena lógica, deberían pagar los beneficiarios, no la pagaban ellos, la pagaban todos los labradores y ganaderos por el simple hecho de sacar a pastar sus ganados a los prados de las Huergas y Cárcavos el día de San Gregorio. Esto era un privilegio para unos pocos, y un “ajo y agua” para la mayoría. Los contadores de las reses que sacaban los labradores y ganaderos a los pastos los nombraba el Ayuntamiento todos los años, eran dos regidores que se encargaban después de recaudar, mediante repartimiento, el pago al Sr. Conde.

Esta situación, tan anómala como injusta, pero aceptada durante más de 350 años por la generalidad del Pueblo, hacía muy difícil, por parte de unos pocos, absorber una dosis de racionalidad y abdicar de sus privilegios en beneficio de una mayoría más necesitada que ellos. Esta minoría disfrutaria, amparada en la tradición y costumbre, escondía detrás la fatal doctrina o filosofía de que “quien más paga tiene derecho a recibir más beneficios.”

He adelantado algunos datos y situaciones para que puedan entender mejor las actuaciones Corporativas en los pocos documentos que el archivo municipal dispone (a priori). El problema de Los Arrotos lo trataré más adelante en un capítulo aparte, al ser, con mucha diferencia, el problema más grave que se planteó al Pueblo en todo el Siglo XIX, y que se resolvió a mediados del XX. En su momento diré cómo y por quien.

Quiero advertir que a partir de estos años 50 se empieza a notar en el pueblo cierto malestar con algunas de las cosas que pasan; da la sensación que algo se está gestando en el interior, pero que no ha salido a la superficie.

Inicio la segunda parte de este capítulo con un anecdotario escrito hace muchos años, gracias a los apuntes que tomé cuando yo era alcalde. Después ya no me dejaron ver ni un papel más.

———–ANECDOTARIO———-

Dentro de este capítulo intento recopilar aquellas cuestiones que, aunque importantes, no fueron determinantes en el devenir del Pueblo.

No obstante, quiero advertir lo difícil que me resulta juzgar las decisiones o acuerdos del Ayuntamiento en aquella época. Estamos fuera de su cultura y, consecuentemente, no tenemos las mismas necesidades ni los mismos miedos. Nuestras pretensiones o proyectos de vida tienen poco o nada que ver con las suyas. En una palabra: estamos fuera de contexto. Mis opiniones son subjetivas y por lo tanto muy arriesgadas. Pero como opiniones que son, pido para ellas la benevolencia de los lectores hacia el derecho que me asiste para ser expresadas.

El primer secretario o fiel de fhechos (así gustaba llamarlos en aquella época), fue D. Antonio Gonzalez. Este fedatario público firmó, como tal, varias escrituras públicas en 1.834. Es, casi seguro que fue él quien confeccionó el primer presupuesto de la historia de este Pueblo en 1.836. Este fue el documento más antiguo encontrado en el Ayuntamiento, si exceptuamos las copias de la Concordia de riego de 1.542 y la modificación de esta en 1.750.

En 1.840 aparece en los documentos el sempiterno Fiel de Fhechos D. Benito Carrera. Este Sr. no era secretario al uso en aquella época, su profesión era cobrador de impuestos Reales en la Comarca de Benavente. Pero si tenemos en cuenta que los funcionarios los nombraban los alcaldes, y las leyes no exigían una preparación especial para este puesto, los sucesivos alcaldes nombraron a D. Benito por ser el mejor preparado del Pueblo. No obstante, aparecen dos secretarios más en periodos de tiempo corto. El primero fue D Julián Morillo en los años 1.842 y 1843 y D. Saturnino Carrera en distintos momentos puntuales.

Nadie destituyó hasta 1.869 a D. Benito de la secretaría, pero hubo periodos en que las leyes no permitían la compatibilidad entre la secretaría y la cobranza de impuestos Reales. La solución: un sustituto de su confianza. En el bienio 1.864-1865, D. Benito fue alcalde; en esos dos años figuró como secretario su hermano D. Saturnino Carrera.

D. Julián Morillo era el rico del Pueblo por excelencia. Era heredero de una familia noble de este Pueblo, y como tal poseía varios mayorazgos que le daban una posición económica y social relevante. A parte del suyo propio, a partir de 1.836, una vez que la Ley permitió la venta de bienes vinculados, se hizo con el de Los Cenadores (como recordarán este apellido yo lo he considerado de los primeros del Pueblo), con lo cual su riqueza se consideró ampliamente superior a todos sus convecinos.

            Su apellido desapareció del Pueblo en el último tercio de este SigloXIX, porque su descendencia fue femenina.

D. Benito Carrera fue en los casi treinta años que ejerció de Fiel de Fhechos o secretario en este Pueblo, el alma mater del mismo. A pesar de tener que vadear algunas veces la Ley por cuestión de incompatibilidades, su presencia en el Ayuntamiento era siempre evidente.

En el Pueblo se le consideró siempre como una persona ILUSTRADA. El sueldo de D. Benito como secretario era simbólico: 50 reales de vellón al año. Ya lo expliqué en el Cap. anterior, pero insisto, cobraba siete veces menos que el sacristán, por ejemplo.

————Año 1.850———–

La Corporación la forman los siguientes Señores:

Alcalde:   D. José Mielgo.

Tte. de alcalde: D. Benigno Sobejano.

Regidor Síndico: D. Ambrosio Rodriguez.

Regidores: D Ramón Rubio y D. Domingo Carrera (*)

Fiel de Fhechos: D. Benito Carrera

(*) D. Domingo Carrera era hermano de D. Benito. Él fue quien dirigió la planificación y obras en el Cementerio de la Iglesia.

No fue este un año prolijo en acontecimientos municipales, como veremos a continuación:

En la primera sesión del año acuerdan celebrar sesiones ordinarias todos los miércoles y viernes de cada semana, a partir de las 10,30 de la mañana.

Digo yo: ¿cuántos asuntos tendrían que despachar para celebrar dos sesiones por semana? Se aclarará más adelante.

Sesiones:

17-1.-         Hacen saber al Pueblo que los Prados del común (Comuniego), la isla del Cárcavo, así como la llamada Velilla, (*) quedan acotadas desde el  primer día de febrero, Santa Brígida.

08-2          Ante el mal estado de varias calles y caminos, acuerdan convocar a todos los vecinos para que a prestación personal se personen cada uno un día a la semana desde las ocho de la mañana hasta la puesta del sol, durante todo el mes de febrero y marzo, por facendera.

15-2.          Que ante el inicio del riego del lino, todos los vecinos, por facendera, se personen a limpiar los caños, provistos de palas y azadones, así  durante los días que fuere necesario, y que se hará notorio a la salida de la misa popular el próximo domingo día 16. Quienes incumplan se les aplicará las penas establecidas en la Concordia de Riego.

22-3             Nueva facendera para limpiar regaderas, (**) (*) Los pastos de Velilla eran los tamarales. Santa Cristina tenía derecho a compartir con Benavente ese aprovechamiento en virtud de la Concordia firmada en el año 1.580 con Benavente. (*) Como pueden observar, parece que el Ayuntamiento no tenía otra misión que convocar a todos los vecinos a “Facenderas.”  Esto es: prestación personal a cambio de nada.

9-4.       Desacotar el prado del pico para vacuno y pollinas, absteniéndose de entrar los demás ganados hasta los ocho días antes de San Juan de Junio.

15-4.     No tengo tomada nota de elecciones municipales este mismo año, pero a la vista del comunicado del Gobernador- Jefe Político, es evidente que si que las hubo.

Comunicado del Gobernador- Jefe Político: referido a la equivocación en el cómputo de votos en las pasadas elecciones. En lugar de Ambrosio Rodríguez, salió elegido Santiago Peral, consecuentemente, este ocupa el mismo puesto, desde hoy, que ocupaba Ambrosio Rodríguez. (*) ¿Pucherazo? Puede que sí.

7-9        El Ayuntamiento acuerda que para el día 9 de mayo del año  próximo, día de bendición de pastos, San Gregorio, según costumbre, se nombrarán varios labradores para guardar durante estos dos días de fiesta las vacas en el prado. Como pueden ver ya se celebraba San Gregorio con esplendor. Poca importancia tendría este acuerdo del día 7- 9, conocimiento de la costumbre aparte, si no fuera porque de esta procesión de bendición de pastos está el nacimiento de la fiesta del Cristo de la Vera Cruz (Cristo Torbero).

———— Año 1.851———–

4-6                 Se acuerda el nombramiento de peritos repartidores para La formación del repartimiento del año 1.851

Se nombraron a: D. Manuel Rubio, D. Blas Rubio, D. Pedro Maniega, D. José Rodriguez y D. José Zurrón. Como hacendado forastero a D. Aureliano Gago. Se acuerdan Vds., ¿de este buen Señor?

19-7            Acuerdo: organizar la fiesta Patronal en sintonía con el vicario, nombrando a cuatro vecinos para que corten ramas a fin de adornar las calles por donde pasará la procesión. Al mismo tiempo pedir al vecindario que limpien las calles y adornen las casas. Esto era todo el programa de fiestas. ¿Y los gastos?, lo que cobraba el cura y nada más.

13-9           Sacan a subasta pública las fincas de propios, mesón y rio, para su explotación en el año próximo. Las fincas de propios, aunque menguadas por las cuatro enajenaciones que tuvieron que realizar para pagar los gastos de la carretera, aún suponía el mayor ingreso del Ayuntamiento. Lo que se subastaba del rio era solo la pesca. En cuanto al mesón, hay constancia documental de la propiedad del mismo, pero lo que no estoy en disposición de concretar cuando se efectuó su venta.

12-10                Se acuerda: 1º La absoluta necesidad de que los miembros del Ayuntamiento SE ENTEREN DE LAS ORDENES RECIBIDAS DURANTE LA SEMANA. 2º Se nombre dos particulares- como de costumbre- para realizar el repartimiento del Foro de granos que anualmente se paga al Exmo. Sr. Duque de Osuna y Benavente.

Lo que tenía que pasar, pasó. Lo que estaba ocurriendo en el Ayuntamiento es para novelarlo. El alcalde y los concejales se enfrentan al secretario diciendo que ellos tienen derecho a ser informados de las “ORDENES RECIBIDAS DURANTE LA SEMANA.”¿Eh….? Cómo, ¿qué órdenes? Esto contesta a mi pregunta al inicio de este anecdotario. D. Benito no les ocultaba nada, lo que hacía era acumular la poca correspondencia que llegaba de Zamora para, algún día, poder llevar al pleno algo con sustancia. Por eso en todas las sesiones se lee la misma cantinela: punto primero, al no haber ningún asunto que tratar se levanta la sesión. La idea que tenían de ser concejales o alcalde para recibir órdenes…, explica casi todo. Y así todos los miércoles y viernes del año. Aclaro que por aquellas calendas aún los cargos públicos no cobraban dietas por asistencias. ¡Quién lo diría!

2-11                  Ante las quejas de vecinos y ganaderos, es absolutamente necesario la contratación de un guarda. ¿Qué pasa, que los ganaderos no eran vecinos? No me creo que los ganaderos, (Por ganaderos se entendía entonces a los de ovejas) incentivaran la contratación de un guarda, dado que estos mantuvieron una guerra sin cuartel con los labradores a través de toda la historia. La fecha queda ahí.

—————– Año 1.852————-

17-1                    El Ayuntamiento, en esta sesión, aprueba la confección del padrón municipal por orden del Senado. Si se realizó, yo no he podido encontrarlo. Una pena.

17-2                  Se aceptan las órdenes para el alistamiento de mozos al reemplazo correspondiente. Así mismo se acuerda citar al cura para que presente la fe de nacimientos y así poder verificar la exactitud de los mozos que entran en sorteo.

Quiero recordar que el registro civil no entró en funcionamiento hasta 1.874. Hasta esa fecha el único registro era el de la Iglesia.

8-5                   Acordaron sacar los ganados al pasto al día siguiente, San Gregorio- según costumbre inmemorial-. Así mismo se encarga a dos regidores para que cuenten las reses y con ello confeccionar el repartimiento del Foro de granos que hay que pagar al Sr. Duque de Osuna y Benavente, nuestro Señor.

15-5                   Convocan una nueva facendera a instancias del alcalde de Manganeses para reparar la presa y limpiar caños Advirtiendo a los contraventores las sanciones que marca la Concordia de aguas.

12-6                    Se dan por enterados de las quejas de los labradores que advierten al Ayuntamiento sobre actitudes de ciertos “DESPOSEIDOS” que cortan mielgas en sembrados, linderas y regaderas, produciendo grandes pérdidas y un gran escándalo. Piden que se tomen medidas contra ellos. ¡Claro que las tomaron!

Las mielgas eran unas hierbas que, como muy bien dicen los labradores, nacían en sembrados, regaderas y lindes; servían para dar de comer a los conejos, y las empleaba la pobre gente que no tenía otros medios para mantener este ganado. Solo así podía comer algún día al año carne. Pero es que, además, lejos de perjudicar a los sembrados, los beneficiaba sobre manera. Era un incordio injustificado.

10-7          En línea con la denuncia anterior, ahora vuelven los  labradores a denunciar a los ganaderos de ovejas y a respigadoras, por intromisión ilegal en sus rastrojos. El Ayuntamiento, no podía ser de otra manera, establece multas por los atrevimientos.

Ya advertí al iniciar este Cap. que el ambiente o convivencia se estaba resquebrajando. Se intuía, más bien, que algo serio se estaba cociendo en la sociedad de este Pueblo, aunque todavía de forma superficial. Se están viendo las primeras muestras. Aquí al lado, en Benavente, por estas mismas fechas se produjo un alzamiento popular motivado por la subida injustificada del pan. El resultado fue trágico.

17-7       Acuerdan advertir a todos los vecinos de la obligación de limpiar, asear y enramar las calles el día de la patrona.

Quien no cumpla esta orden se le impondrá una multa de 20 reales. También será sancionado quien no vaya debidamente ordenado en la procesión.

Las ramas serán traídas por carros de los Tamarales del Sr. Conde, nuestro Señor. Multas, Multas y más Multas.

14-8     Enterados que existen vecinos que trabajan los domingos recogiendo lino, acuerdan que se castigue sin consideración al contraventor o contraventores.

Teniendo, como pretendían tener, a todo el vecindario realizando labores de facendera durante toda la semana ¿Cuándo querían que la gente recogiera el lino? ¿cómo querían que se pagaran las rentas e impuestos? ¡Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho!

 Sigue 14-8             Al mismo tiempo nombran vecinos por distrito a fin de recoger limosnas para la virgen y las ánimas del purgatorio.

Bueno, ya tenemos la fecha en que se inició el fraude a la población (14-8-1.852) con la recogida de bienes para la virgen y las ánimas del purgatorio. Este asqueroso manejo de los símbolos religiosos duró hasta los años 60 del siglo pasado. Se sabe cuando empezó y cuando terminó; lo que no se sabe es quien se aprovechaba de aquellos alimentos que la gente daba con la mejor fe.

Solo hubo un héroe en este manejo, (permítanme que sea repetitivo) ese héroe fue mi amigo Aniano (Capa para los amigos), que además fue transparente y lo sigue siendo: lo que sacó no lo comieron ni la virgen ni las ánimas, lo comió su familia, que falta tenía. ¡Te felicito Aniano!

Estas prácticas engañosas urdidas por los distintos poderes, vienen a demostrarnos cómo actuaba esa sociedad de miedos y prejuicios.

20-8       Según circular del Sr. Gobernador Civil, exige a los Ayuntamientos a formar rondas nocturnas; pues a partir de ahora serán  responsables de los crímenes que se cometan en sus términos.

Todo esto no tiene nombre, el servilismo de los pueblos hacia los Gerifaltes provinciales no tenía límite.

Por aquellos años, una partida de apostólicos (carlistas) operaba en los montes del Tera, Vidriales y Valverde. La preclara inteligencia del Gobernador lo solucionó de un plumazo, pensó: les obligo a matarse entre ellos (los ciudadanos) y luego la medalla me la ponen a mi´. ¡Queca….!

11-9               Acuerdo para citar a los mayores contribuyentes para iniciar las rondas nocturnas.

Seguro que pensaron los del Ayuntamiento: estos que tienen más que perder que den la cara los primeros. Es una lástima que los oficios o circulares no aparezcan por ninguna parte. Con toda seguridad harían historia.

—Año 1853—

Pleno de las YUNTAS:

La traducción literal de los acuerdos del Ayuntamiento  en el Pleno del día 12 de marzo de 1.853, fueron publicados, bajo mi firma, el día 6 de marzo del año 2.003, en el semanario “La Voz de Benavente y Comarcas”.

Quiero complementar con un nuevo comentario el que firmé en la publicación citada, toda vez que me he informado más concienzudamente del cómo se gestó y cómo se desarrolló el problema de convivencia en el Pueblo.

            Los síntomas que se venían advirtiendo de enfrentamientos entre vecinos, afloraron públicamente en este mismo momento. Detrás de todo estaba la inseguridad, como luego veremos.

COMENTARIO SOBRE EL TEXTO DEL ACTA DE LA SESION DEL 12 DE MARZO DE 1.853.

De toda la documentación catalogada hasta hoy: actas de los años 1.850, 1.851, 1.852 y 1.853, así como expedientes relativos a gastos del culto durante los años 1.841, 1.842 y 1.843. Expedientes de construcción del nuevo cementerio de la iglesia 1.842; enajenación de fincas de propios para pagar los gastos de la carretera de Vigo, presupuestos de los años 1.836 y 1.842, primer inventario de bienes comunes , así como su expediente  de registro en la propiedad en 1.863, sobre estos bienes y su redención, deslinde de propiedades con el Conde Duque de Benavente en los términos de Santa Cristina, Columbrianos y Requejo 1.679, Concordia de Aguas entre Manganeses, Requejo, el Conde de Benavente y Santa Cristina año de 1.542, lo que más me ha llamado la atención, desde una óptica sociológica, es el acuerdo que arriba transcribo.

Desde este punto de vista, tanto la letra como el espíritu, es un fiel retrato de la sociedad de los pueblos de la meseta. Solo así, de esta manera tan descarnada, pero al mismo tiempo tan real, se puede alcanzar a comprender ciertas conductas, que todavía hoy prevalecen en muchos lugares de nuestra región.

Hablo de la meseta, porque en ella, especialmente, funcionaban en mayor o menor grado, este tipo de contratas, nacidas como réplica a la poderosísima y realísima MESTA, que también había nacido en estas tierras Castellano-leonesas.

Hay que tener en cuenta que en este Pueblo, y en todos los de su entorno, la economía estaba fundamentada en la explotación familiar de tierras que en un porcentaje superior al 90% no pertenecía a los campesinos. Esto tiene su origen en que estamos enclavados en una zona de Repoblación que data de los siglos XII, XIII y XIV, y cuyos repobladores, o colonos, a penas poseían propiedades; eran aparceros o arrendatarios sin derecho a propiedad. Ésta la reservaban los reyes y nobles para la Iglesia y sus estamentos.

Pues bien, en este año de 1.853 la inmensa mayoría de la población (aparte de los pobres de solemnidad) se dedicaba a la labranza, eran labradores- aparceros, o aparceros solo. También se les denominaba colonos, como reminiscencia de su origen. La calificación social o económica venía a ser lo mismo. Estaba determinada por el número de yuntas que cada labrador o colono poseía. Los que más yuntas tenían se autodenominaban como mayores contribuyentes. Esto les daba el mejor pasaporte para administrar los asuntos públicos, siempre y cuando en ellos les fuera algo de provecho.

Pero lo que realmente viene a demostrar esta resolución, una vez conocidos los orígenes y estructuras socio-económicas de la época, es la penuria de medios en las clases campesinas; agobiadas por las antedichas estructuras medievales, exprimidas por la voracidad de unos repartimientos salvajes, impuestos por la administración real, señorial y concejil, con producciones de arado romano y precios de plaza pública. Hasta tal punto la situación era de una gravedad absoluta, especialmente en los pequeños yunteros, que el mismísimo Ayuntamiento, haciendo gala, por una sola vez, de un sentido de la responsabilidad y solidaridad (muchos lo quisiéramos ahora) impone la contrata para salvaguardar de la más absoluta de las indigencias a aquellas familias que se le desgraciase una res. No obstante, esto viene a demostrar la disparidad de intereses entre los pequeños y los menos pequeños labradores en esta época. Sin perder de vista que también los que se consideraban ricos estaban pasando por un momento de incertidumbre, que en algunos casos acabaron en la ruina.

Para ejemplo tengo en mi poder un legajo que me dieron en Morales de Rey, en el que figura la compra de muchas fincas por parte de la familia de D. Bartolomé Rubio (uno de los dos mayores propietarios del momento), y cuyas fincas quedaron en poder de la familia Bobillo de Benavente. Las fincas fueron adquiridas con dinero de estos prestamistas, pero al no poder pagarlas, los Bobillo se quedaron con todas. Este ejemplo es palmario.

19-3             Por primera vez se acuerda plantar chopos en el prado de Alzapiernas, Picos y Pilares. (me encanta este nombre). Eso sí, por facendera.

26-3   Acuerdan retirar las cáñamas a varias viudas: a Francisca Majado y a María Muriel (cáñamas eran una pequeña porción de terreno para el cultivo; también se llamaba cáñamas a las casas muy pequeñas) por no tener reses de labor Y NO CONTRIBUIR A LOS GASTOS CONCEJILES Y NACIONALES. A la Manuela se le retira la cáñama por haberse trasladado a la Torre del Valle y no contribuir a las cargas. Esto no puede considerarse como una simple anécdota, esto era filosofía pura y dura. No fueron tres, sino siete, las cáñamas que se retiraron a distintos vecinos y vecinas del Pueblo, y todas por el mismo motivo: no tener bienes y consecuentemente, no pagar impuestos Reales y concejiles.

Pero el problema no acabó aquí, en el pleno de adjudicación, la sala capitular fue invadida por gran cantidad de personas del Pueblo, que obligaron al alcalde a suspender la sesión. Al día siguiente, a las nueve de la mañana, se reanudó la misma, en la que fueron otorgadas todas las cáñamas a los yunteros. Así justificaron su resolución que fue recurrida por muchos vecinos: “en reclamación de varios vecinos por la adjudicación de las cáñamas, el Ayuntamiento se da por enterado y resuelve: no aceptarlas por entender que a los yunteros les asisten más derechos que a los de media yunta, al contribuir más en las facenderas. UN YUNTERO HACE UNA FATIGA, MEDIO YUNTERO HACE MEDIA FATIGA”.

La filosofía aplicada es la misma de siempre: quien más tiene, más debe recibir.

A primera vista, se puede y se debe decir que la falta de humanidad cristiana, por parte de los nuevos tomadores, es vergonzosa. No tiene ni el más mínimo pase. Si profundizamos un poquito más, nos damos cuenta que el nerviosismo que embargaba a estos medio-ricos estaba, de alguna forma, justificado.

Fernando VII, prototipo de déspota, sanguinario y conservador a ultranza, había muerto. Los liberales habían vuelto con sus programas liberadores en la economía y, al mismo tiempo, enemigos de todo privilegio del signo que fuera.

El ministro Mendizábal en el año 1.836 encara definitivamente la desamortización de los bienes eclesiásticos mediante las leyes desamortizadoras, que pone en práctica. En los pueblos, donde se concentra la mayor parte de la población de España, en aquellos momentos, les afecta muy directamente. Los Hidalgos y descendientes que habían disfrutado durante siglos de unas preferencias económicas y sociales especiales, fueron abolidas. Duro golpe para los purasangres. A los disfrutários de los mayorazgos, en vigor, se les permitió la venta o enajenación del 50% de los mismos; con este sistema se igualó algo la percepción de hermanos de una misma familia en los bienes heredados. Los Hidalgos, a los que antes no les permitían trabajar manualmente, porque eso era cosa de pecheros o de clases más bajas, tuvieron que doblar los cadriles y agarrar duro la manjera del arado, si quisieron seguir comiendo; ya no había exacción de impuestos para los nobles. A medida que se efectuaban las subastas de tierras que habían pertenecido a las entidades eclesiásticas, la influencia de los administradores, en este caso de Santa Cristina, D. Aureliano Gago y Dª Evarista Gonzalez, perdía valor. Estos, por amistad o por otros motivos que desconozco, eran valedores de los arriendos de la mayoría de los que, asímismos, se consideraban ricos.  

La inseguridad causada por todo este cúmulo de acontecimientos, produjo un estado de nerviosismo en determinadas capas de la sociedad rural, que, en parte, explica ciertos hechos, pero nunca puede justificarlos. Hay que tener en cuenta, concretamente aquí en Santa Cristina, más del 90% de las tierras ubicadas en este término municipal, cambió de manos en pocos años. Esto causó una inseguridad y un desconcierto entre la práctica totalidad de los vecinos que, de una manera o de otra, se vieron afectados por los acontecimientos.

En su actitud con ocasión de la disputa por las cáñamas, se agarraron a un clavo ardiendo. Buena prueba de que el trance por el que estaba pasando esta clase “alta” era mala de solemnidad, es que nadie del Pueblo participó en ninguna de las subastas de la Junta en Zamora. Ni siquiera para defender las propias fincas que labraban. Los Moranes de Benavente, los Arias, los Rodriguez y Rodriguez, los Bobillos, D.Avencio Guerra, los Ortegas de Villabrázaro etc. etc. y, ante todos y sobre todos, los Fernandez Casariego, se apropiaron legalmente de la inmensa mayoría de propiedades en este término.

Quiero citar aquí al aforismo castellano que dice:

De mal a bien se va bien; de bien a mal ¡Fatal!

Sigo con el anecdotario.

14-5          El Ayuntamiento acuerda establecer un recargo sobre especies, especialmente el vino, para enjugar el déficit presupuestario de 2740,2 reales. El consumo estimado rondaba los 4500 cántaros. Teniendo en cuenta que la capacidad del cántaro son 16 litros, el consumo anual calculado eran 72.000.- litros. No está nada mal.      

4-6          En la sesión de este día se acuerda nombrar a dos regidores y dos personas entre los mayores contribuyentes, para revisar la lista de electores ante las próximas elecciones a regidores en el año 1.854. Según Ley de Ayuntamientos y el Articulo 33 del reglamento. (Este Art. 33 se hizo famoso, y lo sigue siendo, porque era la base legal de todas las cacicadas de los alcaldes).

En estos casos, los Ayuntamientos, basándose en este Articulo, hacían y deshacían a su antojo o conveniencia. De ahí le vino la notoriedad. Podían incluir o excluir a electores a su gusto, cualquier excusa valía, y de esta manera controlaban los resultados. Esto tampoco se puede considerar anécdotas.

Sellos de la época de España: sello de 1 céntimo; sello de 30 céntimos de Isabel la Católica y de 4 cuartos.

Fdo.:       Saturnino Cardó García

Cierro este Capítulo con la portada de una escritura.

FOTO ESCRITURA:

Ésta, que como pueden apreciar por el sello, corresponde al reinado de Carlos IV, tiene algunas singularidades especiales por las cuales he decidido publicar parte de ella.

La primera es su antigüedad; data de 1.796 y aunque tengo otras muy anteriores a ésta, pero debido a su deficiente conservación, me he inclinado por la que están viendo.

La segunda, que también influyó en mi decisión, es la caligrafía. No cabe duda que es una caligrafía de primera, aunque con mucho reduccionismo.

            La tercera se corresponde con el personaje que vende. Fue Francisco Morán, antepasado de la saga de todos los Moranes de Benavente, que en el siglo XIX coparon la actualidad de la vida política y social de la Villa. D. Tomás Morán fue alcalde republicano durante la 1ª República. No cabe ninguna duda que la ascendencia de la familia Morán de Benavente tiene su origen en Santa Cristina.

La cuarta.- Aquí tengo que confesar que siento verdadera admiración por el signo y firma de D. Antonio García del Pozal. Este Escribano plasmó en esta escritura el Signo más barroco de todos los que poseo. Que son muchos.

Y por encima de todas las consideraciones anteriores, tengo que reconocer,  gracias a los lindes de este herreñal,  cual era “La Calle del  Concejo en este Pueblo.”

Esta calle iba desde la Iglesia hasta la confluencia con el camino de Las Carretas (hoy Calle Carretas), frete al Ayuntamiento Viejo (hoy Casa de la Cultura). En una palabra, cambiaron Calle Concejo por Calle de Isabel II, que es el nombre actual.

Quizás al ser proclamada Reina la hija de Fernando VII, por aquello de honrarla, le dedicaron la Calle. Cambiaron las orejas por el rabo, -digo yo-.

Voy a intentar que sea entendible para todos, el contenido de esta escritura.

El sello de la parte superior-izquierda, es el de Carlos IV. Se lee perfectamente.

El otro sello corresponde al juzgado, es de segundo grado por la cuantía de la operación: MIL CUATROCIENTOS Y CINCUENTA REALES DE VELLÓN QUE EL DICHO FRANCISCO ME ENTREGA EN MONEDAS DE ORO Y PLATA. Por encima de estos sellos se lee en letra muy pequeña y a título informal: puerta del palomar. Y continúa: a firma de Francisco Fidalgo.

El Texto dice así: Sépase como yo Francisco Morán, vecino que soy de la  Villa de Benavente, estante al presente en este Lugar de Santa Cristina, de la misma Jurisdicción: Otorgo que vendo y doy en venta Real por Juro de Heredad desde ahora perpetuamente y para siempre jamás a Francisco Fidalgo vecino de este dicho Lugar, para que sea para él, su mujer, hijos, herederos y sucesores, y que después de estos le haya de haber y heredad, ó fuere parte legítima, o su poder tuviere: es a saber una “Guerta Areñal “ que como mía propia adquirida por justos  y legítimos títulos tengo y poseo  en el término de Dicho Lugar que linda á el oriente con “Guerta de los Cenadores”, y al medio día Calle Pública del Concejo , al Poniente  casa de Isabel Rivera, y al Norte con tierra de la Mitra Obispal de la ciudad de Astorga por libre de todo Género  de Encargo, Censo, Foro, Tributo, ó Aniversario, que no tiene ni se le conoce, ni a mis noticias ha llegado, que así lo juro conforme a derecho. Por Dios Nuestro Señor, y una señal de Cruz, y como tal se la doy en precio y “quantía” de MIL QUATROCIENTOS Y CINCUENTA REALES DE VELLÓN, que dicho Francisco Fidalgo me entrega ante el  presente S.S. etc., etc., etc.

No tengan en cuenta las posibles faltas de ortografía; en aquel momento no existía norma alguna, por lo tanto todo estaba conforme.